viernes, 16 de agosto de 2013

Nos vamos de excursion


La noche anterior planeamos ir a una isla a la que podíamos ir gratis. (Cuando me refiero a gratis, quiero decir que ya lo tenemos pagado claro). Así que nos pusimos a ello alrededor de las tres, eso si, sin tener ni puñetera idea de dónde coger el barco para llegar a la isla.

Lo único que sabíamos era que se cogía por Bryggen. AL llegar allí vimos una estación de barcos, no sé cómo explicarme, como la de buses pero de barcos, tipo una terminal. Pues bien, al preguntar allí nos dijeron qué teníamos que ir pa otro lado. En este sitio es donde hay que coger las excursiones para los fiordos y recorrer la costa. No es que sea barato, pero siendo estudiantes nos hacen un pequeño descuento. Eso será otro día.

No es difícil de llegar al sitio. Nosotros hemos tenido suerte y nada más llegar, ha aparecido esta especie de barco-bus que te lleva a Askoy. Es bastante cómodo para viajar, y tiene la opción de ir cómodamente sentado en los sofás o subir arriba al aire libre y sentarte en las míticas sillas de terraza. Nosotros está claro que hemos elegido.

     

El viaje dura unos 15 minutos hasta llegar a Askoy. El principio de la aventura de hoy comenzaba: una vez en la isla no sabíamos que hacer ni para donde ir. Hemos visto el puente que conecta las dos islas, y nos hemos decidido por ir para allí. Nos hemos metido por unas urbanizaciones que no tenían salida, y por lo menos, allí nos hemos encontrado con un noruego que nos ha explicado que había una bonita playa a la que podíamos ir. Consultamos los horarios de autobuses de la parada más cercana, y decidimos ir para el puente.


                                                                           

 

Llegaba la hora del bus, y por allí no aparecía el nuestro: 491 Hetlevik. Total, que nos ha tocado preguntar al autobusero que acababa de parar. Resulta, que aunque hay cartelito, ese bus no por ahí, pero que él nos podía llevar a donde se coge el bus.

Ha sido bajarse del autobús y coger el de dirección Hetlevik  Se tardan unos 10-15 minutos aproximadamente en llegar hasta la parada en la que hay que bajarse: Follese.

Es un pueblo pequeñito y muy bonito lleno d casas blancas. Para llegar hasta la playa, hay que subir hacia arriba y meterte por una carreterilla a mano dereceha. Luego todo es cuesta abajo. Al llegar a nuestro destino, nos quedamos sorprendidos de lo bonito que era la verdad.

La playa no es como te la imaginas, no tiene arena, solo piedras y campas. Hay distintos trampolines para tirarse, y también una piscina. Después de las miticas fotos nos tocaba comer de una vez por todas: a las 7. Si si, hemos comido a las 7. Lo bueno ha sido que teníamos de todo, así que la jamada no ha estado nada mal:


Después de comer claro está, tocaba tumbarse un rato en las piedras y a la orilla del mar. Que relax!! Sascha a decidido bañarse. Como se nota que el tio es de ucrania!!! En el agua solo ha estado 5 minutos, peroluego todo el rato en bañador!! :O EL agua estaba fresquita, vamos a dejarlo ahi.  ;)


Se acercaban las 9 de la noche, y no teníamos ni idea de a que hora pasaban los buses, solo sabíamos que nos llevaba hasta el centro. Justo al salir, nos hemos encontrado unas zarzamoras en la playa, así que nos hemos puesto ha recogerlas para comérnoslas luego con el té.
 


Ahora viene lo mejor de todo. Hemos llegado a la parada del bus a las 9 25, cuando pasaba por allí a las 9:02. Lo cojonudo ha sido que el siguiente bus era... a las 11!!!! Hora y media allí nos quedaba. Mi consejo, en cuanto lleguéis a las paradas mirar los horarios. (De sentido común no??)



Sabiendo que teníamos que esperar tanto, nos hemos decidido por ir a dar otro paseíllo. Hemos encontrado unas escalerillas bastante empinadas que nos han llevado a otra “playa” llena de piedras. Se estaba de lujo allí tirao.




Para las 10:40 ya estábamos en la parada esperando al bus, porque se me ha olvidado mencionarlo, pero el de las 11 era el último. Cuando ha llegado el bus, hemos intentado pasar el pase, pero no funcionaba. Así que a pagar, 39 NOK, pero ha merecido la pena el viaje.



Por supuesto, en cuanto hemos llegado, un té calentito con las moras recién cogidas.

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