martes, 15 de abril de 2014

Segundo día por Oslo I

El día de hoy se plantea como uno de los más duros del viaje. Una vez que nos hemos levantado y desayunado, hemos cogido el tranvía para bajar hasta el centro. Nuestro objetivo de hoy es visitar la isla Bygdøy.

Para llegar allí hay unos barquitos que salen todos los días desde el puerto de Oslo, detrás del ayuntamiento. Nosotros hemos tenido suerte y justo el bote empezaba a funcionar hoy. Mirar bien los horarios, ya que depende en que época del año no hay barcos o la frecuencia con la que funcionan deja mucho que desear. La segunda opción es coger el número 30, que te lleva hasta la isla también. Por cierto, el viaje en barco entra en el Oslo Pass.

Durante el fin de semana, en el puerto se pueden ver pequeños barcos vendiendo pescado fresco, y la verdad es que parece que tienen bastante éxito. Por internet, había leído que a veces se podían comprar gambas recién pescadas en Oslo, supongo que ese es el sitio.

El primer museo que hemos visto ha sido el Norsk Folkemuseum. En este museo podemos visitar casas antiguas y otras algo más modernas. Cuando entras al museo, te encuentras con una gigantesca plaza, en el que puedes ir tanto a la izquierda como a la derecha.

Primero nos hemos metido por el camino de la derecha, donde nos hemos encontrado con las casas más antiguas de la exposición. Todas las casas son de madera, y en el panel que encuentras junto a ellas, pone tanto la región desde las que las han traído como su año. La verdad es que había algunas muy viejas pero muy bien conservadas. Entre los edificios de madera hay una iglesia de madera del 1200.

En medio de todas las casitas también hay una pequeña granja con vacas, cerdos, gallinas y un caballo. Es un buen sitio para ir con niños, ya que les enseñan la vida que había antes en la granja y así.






Lo malo de tanta casa, es que al final te parecen todas iguales. En algunas de ellas se puede entrar, y te encuentras a gente disfrazada con los trajes tradicionales, Hay que mencionar que en el pack también viene el susto que te meten.

A mí la parte que más me ha gustado se encuentra en la izquierda de la mencionada plaza. Son casitas más modernas, y todo está organizado como si fuese un pueblito. Puedes entrar a casi todas ellas, con sus objetos originales y así. También hay bancos, una gasolinera y tiendas.La que más me ha gustado es la tienda de las golosinas y chocolatinas. Me ha parecido que estaba muy bien adornada etc. Tipo años 60-70 yo creo. Esta parte de lo más bonito del museo.

A parte, de las casitas, hay unos edificios más grandes con distintas exposiciones que también están interesantes. Entre una cosa y otra, nos hemos pasado más de dos horas dando vueltas por allí.





El siguiente museo que está por la zona es el Vikingskipshuset, vamos, donde están los barbos vikingos. Hay tres barcos, pero entero-entero solo hay uno. Desde luego es uno de los museos más bonitos de Oslo, sobre todo si te gusta lo relacionado con estos magníficos navegantes. Además de los barcos, también se pueden ver otros objetos encontrados junto a los barcos, y puedes leer la historia de cada uno de ellos.


Es un museo pequeño, por lo que no se tarda mucho en ver, pero merece la pena visitarlo. No se ven “Drakkar” originales todos los días.





Tanto el folk museo como el de los barcos están los dos en la misma zona, pero los otros tres que nos tocaba visitar están en otra zona. Está la opción de coger el autobús y que te lleve hasta ellos o ir andando. Esta última es la que hemos elegido nosotros. Y no están lejos la verdad, unos 10-15 minutos andando acompañados en todo el momento por señales que guían. Se llega fácil.

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