lunes, 14 de abril de 2014

Primer día de turisteo en Oslo I

Nos hemos levantado prontito y después de desayunar nos hemos dirigido a la parada de bus que hay cerca del hostal. Para llegar al centro de la ciudad hay dos formas, coger el tranvía número 12 o el autobús 30. Yo recomiendo coger el bus, principalmente porque está más cerca de la parada y en mi opinión es más rápido.

Nuestro primer objetivo del día ha sido “Homenkollen”. Es un trampolín de esquí desde dónde se puede ver Oslo y los fiordos que la rodean con una vista panorámica de 360º. Para llegar hasta allí, hay que coger la línea 1 de tren dirección Frognerseteren.

Fácil no? Pues no tanto. Resulta que aunque haya distintas líneas en una misma parada, el andén es el mismo, lo que hace que tengas que estar atento al número de tren que llega.Por otro lado, al llegar a la estación no hemos visto ningún cartel que pusiese “Frognerseteren”, así que hemos bajado a uno de los andenes y hemos preguntado. Estoy seguro de que la señora a la que hemos ido a preguntar era la única de todo el andén que no sabía inglés, así que, con mí chapurreo de noruego hemos llegado a la conclusión de que estábamos en el otro andén. A cambiarse y punto.

El trayecto dura unos 20-25 minutos, ya que está bastante alejado del centro de la ciudad. Eso sí, las casonas que hay por el camino y cerca de la parada no tienen desperdicio. Está claro que los que viven por ahí tienen pasta.



Hemos entrado con la Oslo Pass sin problemas, y hemos tenido la suerte de que cuando hemos llegado al punto más alto del “Homenkollen” no había casi nadie, así que nos hemos podido sacar fotos tranquilos. Supongo que será porque veníamos desde Bergen, pero las vistas tampoco nos han impresionado mucho, nos esperábamos algo más. Eso si, tengo que decir que había un par de turistas españoles y estaban encantados con las vistas.


 

Tienes derecho también a visitar el museo de esquí, que no es que tenga mucha cosa la verdad, en unos 10 minutos como mucho ya lo has recorrido, incluso parándote en todo para hacer fotos. Hay un simulador fuera también en la que puedes hacer el salto desde el “Homenkollen”, estará bien pero no entra en el pase, así que hemos pasado de él.

Nuestra siguiente parada ha sido el Akerhus Castle. En principio, puedes entrar dentro del castillo, donde se supone que hay distintos salones para visitar. Nosotros no hemos podido entrar dentro, ya que al ser entre semana estaba cerrado. Depende de la época del año hay cosas que están cerradas ciertos días, o las horas en las que están abiertas son menos, así que, ya sabéis, informaros bien. Aún así, los parques que lo rodean y las murallas si se pueden visitar. Además, hay guardias y cambios de guardia, con los que te puedes sacar fotos sin problema.





Dentro de la fortaleza, también está el museo de la resistencia noruega, en la que se pueden ver distintos objetos de la ocupación alemana en noruega: carteles, armas, periódicos… Hay cosas muy interesantes, y las maquetas con las que representan lo ocurrido están increíblemente curradas. Parece un museo pequeño por fuera, pero si te interesa el tema te puedes echar un buen rato leyendo y mirando las cosas. La única pega, es que hay partes en las que el texto solamente está escrito en noruego. Una pena.



Cerca de la muralla está el museo de las fuerzas armadas. Hay cosas bastante interesantes aquí también, pero en este caso está todo, absolutamente todo en noruego. Así que lo único que se puede hacer es ver las exposiciones y sacar fotos. Hay algunos sitios en los que te puedes meter a hacer el chorra, como en la cabina de un barco o en la parte de atrás de un tanque. Los señores que están en el museo son bastante mayores, así que hemos deducido que serán veteranos. Eso de cotillear e inventarse historias le gusta a todo el mundo, eso es así. Uno de ellos, muy majo, nos ha explicado cómo ha podido cosas de la exposición de la WWII, muy interesante, una pena que no manejase bien el inglés y que era hora de cerrar.






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