lunes, 12 de mayo de 2014

Primer día por Riga II

Nuestra siguiente parada era el Latvian Peoples Front Museum, pero abría algo más tarde que lo que hemos llegado, así que nos hemos decidido por ir a una de las iglesias.


St. Peters Lutheran Church es una de las iglesias que podemos encontrar en la parte “vieja” de la ciudad. Está iglesia tiene bastantes cosas interesantes. La primera de ellas es un mirador al que se puede subir para poder ver Riga bajo tus pies. 5€ es lo que hay pagar, y la verdad es que creo que merece la pena. Solo voy a poner dos pegas: las barras que hay por seguridad que rompen un poco las vistas y que si hay mucha gente puede que agobie algo. Nosotros hemos tenido suerte, y al coger el ascensor no hemos tenido que esperar cola, y arriba había la gente justa para poder andar a nuestra bola. Al bajar en cambio, había una cola de unas 15-20 personas… seguro que no disfrutas de las vistas igual.
Otra de las cosas interesantes que tiene la iglesia, es que el mirador fue destruido durante la WWII. Hay un pequeña exposición de fotografías y un video de la recosntrucción. Impresiona ver como trabajan a esas alturas con muy poca seguridad.







Una vez con los pies en el suelo, nos hemos dirigido al ya mencionado museo la gente de Letonia. Parece pequeñito, pero hay cuatro-cinco pisos llenos de objetos y lugares que tienen algo que ver con la independencia de Letonia sobre la URSS. Una de las cosas que más me ha llamado la atención es la cadena humana que construyeron desde Tallin hasta Vilnius, pasando por Riga y atravesando los tres países Bálticos.

Otra de las cosas que me ha gustado del museo, es que hay muchas cosas para tocar e interactuar, objetos de la época que no están dentro de vitrinas o entre vallas. Por ejemplo, los teléfonos contaban algo, eso si, hablaban en letón, así que vete tú a saber que decían. Y sí, como no podía ser de otra manera, hemos aprovechado para hacer el idiota un rato.





Nuestra siguiente parada ha sido la Cat House, uno de los emblemas y símbolos de Riga. Es un edificio que en la parte más alta del tejado tiene gatos negros, de ahí viene el nombre de “Cat House”.
Según cuenta la leyenda, el poner un gato negro mirando a la plaza fue la forma en que el mercader dueño de la casa expresó su desagrado hacia los miembros del Gremio que le habían denegado su ingreso en el mismo. Tras una larga batalla legal, el mercader logró entrar en el gremio y lo cambió de posición.




La casa está situada al final de una de las calles más bonitas de la ciudad en mi opinión, con un bonito parque donde hay muchos bares y restaurantes, y la verdad es que tampoco muy caros teniendo en cuenta que es el centro de la parte vieja. La calle se llama Meistaru Iela.

Hemos dado un par de vueltas más por las calles de alrededor, ya buscando un sitio donde poder comer.


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